jueves, 17 de noviembre de 2011

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Es una bala,
tan rápida que soy incapaz de notar cuando brota en mi pecho,
y se desangra, y lloro.

Se clavó muy hondo,
como a aquellas a quién cortan la cabeza,
más suerte fue la suya,
el se enamoró.

Ya no sé ni porque escribo.
nunca sabrás lo que pienso,
aunque lo grabe en mi piel desgastada.


Retrocedo diez años atrás,
cuando esribía poemas al aire,
cuando deseaba querer
ahora querría evitarlo.

Tan efímero, tan abstracto, tan mal lo hice, tan mal me siento, si una respuesta que diga si cambiaría las cosas.

Hoy no me arrepiento de lo que escribí, mañana ya veré.

Violetas a secas

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